Los futbolistas de Segunda división pueden estar tranquilos. Los estadios de la División de Plata se encuentran perfectamente equipados para cualquier emergencia, como la que sucedió con Miguel García el pasado domingo en el Helmántico.
Cada club dispone de un maletín con un desfibrilador -y otros elementos recomendados por la ANEF (Asociación Española de Médicos de Equipos de Futbol) y que sirven para atender una eventual emergencia médica-, que la LFP les envió justo el verano del caso Puerta, en concreto tres semanas antes, pero hay entidades que ya contaban con ellos, por su cuenta, mucho antes de que esto sucediese.
Además, la Cruz Roja que asiste a los encuentros también posee desfibriladores. De hecho, el que salvó la vida al futbolista albaceteño del Salamanca pertenecía a dicha institución y no al club charro, que posee el de la LFP.
Betis, Recreativo, Tenerife, Las Palmas, Albacete, Villarreal B, Rayo Vallecano o Elche están a la cabeza. La entidad bética dispone de tres desfibriladores móviles -uno de ellos está en la Ciudad Deportiva, donde se entrena el equipo- y junto con el Santiago Bernabéu o San Mamés fue de los pioneros en disponer de este salvavidas. Además, en los encuentros en su estadi, hay una UCI móvil, con un médico internista, un ATS de emergencia y una ambulancia medicalizada.
Los dos equipos canarios también están bien provistos. En las Palmas hay dos, el de la LFP y uno que está colgado en la pared de la planta de la sala de prensa, encima de los vestuarios. Éste pertenece al Cabildo Insular, propietario del estadio. El Tenerife tiene tres. Uno portátil y dos fijos en el campo y para las categorías inferiores.
Sin lugar a dudas, el desfibrilador se ha convertido en un seguro de vida, que salvó a Miguel García.
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