Reconoció que durante la primera parte no se había encontrado bien, "tuve una sensación rara", pero que lo achacó a la camiseta térmica que llevaba puesta · Advierte de que la Liga española es cada vez más exigente y por ello insta a realizar un control más exhaustivo de los jugadores.
Miguel García, el futbolista de la Unión Deportiva Salamanca que a punto estuvo de morir tras sufrir un infarto durante el partido ante el Betis, ha acogido son serenidad el fin de su carrera deportiva pues, tal y como ha destacado este jueves, el fútbol "no lo es todo" y "lo importante es vivir", al tiempo que ha sacado como consecuencia positiva que a partir de ahora podrá estar más tiempo con la familia.
El jugador, durante su comparecencia ante los medios de comunicación, recordó que el pasado día 24 de octubre sintió "una sensación rara", durante los primeros 45 minutos de partido, antes de que sufriera un infarto de miocardio. El centrocampista reconoció que durante la primera parte no se había encontrado bien y que entonces lo achacó a la camiseta térmica que llevaba debajo de la indumentaria unionista. Al descanso se la quitó y creyó que se había solucionado el problema.
En cambio, seis minutos después caía inconsciente sobre el terreno de juego, sufría una parada cardiorespiratoria y tuvo que ser reanimado con un desfibrilador y trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos del Complejo Hospitalario de Salamanca. Fruto de esta situación, los cardiólogos le indicaron que a sus 31 años no podrá volver a jugar al fútbol profesional.
Sobre su futuro, señaló que todavía no ha pensado en ello pero apuntó le gustaría seguir vinculado al mundo del fútbol. "El fútbol es lo único que sé hacer y me lo ha dado todo", añadió. Su primer objetivo es ir el próximo sábado al Estadio Helmántico para ver jugar a sus compañeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario